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lunes, 27 de febrero de 2017

Las patas cortas de la mentira.



“Cambiemos”, la “Oligarquía”, el poder.

Macri, no pudo superar el 30% de su mandato, se le vino la noche, desilusionando a quienes lo votaron y respaldando a quienes repudiaron su elección, desde sus comienzos.
El cúmulo de sus errores y correcciones fallidas es tal que el mes de febrero explotó convirtiéndose en el mes más penoso de su corta y accidentada trayectoria al servicio de sus mezquinos intereses.
Marta Peloni, la otrora luchadora por “María Soledad” el emblemático caso de la provincia de Catamarca de la década de los noventa; reconoció estar decilucionada y arrepentida de haber votado a Macri, expresó: “…Comenzó a mostrar la hilacha”.
Con todo el respeto que merece la trayectoria de la Sra. Peloni, según yo lo  entiendo, no sólo se equivocó sino que no capitalizó nada de su trayectoria como luchadora social.
Parecería como si sus acciones hubieran respondido al llamado del momento y no a una profunda convicción por oponerse al poder, en ese momento representado por la familia Sadi, en Catamarca.
Lo lamentable, señora, es que ustedes con su error convalidan a estos testaferros, intermediarios de los poderosos, terminan perjudicando y endeudando a todo el pueblo argentino.
Macri no sólo demostró no tener capacidad para administrar un país, también nos indicó su incapacidad para liderar un grupo, carecer de la suficiente muñeca política para engañarnos, y así no nos diéramos cuenta de sus verdaderas intenciones, que terminan perjudicando a todo el pueblo argentino.
Dicen que Albert Einstein decía: “Si repites siempre tus mismas acciones no esperes que tu vida cambie.”; esto es lo que está pasando en Argentina hoy.
Aquellos que votaron a esta gente que ya nos había esquilmado en años anteriores y que fueron los destinatarios de aquel famoso pedido popular “Que se vayan todos.” Por el contrario volvieron a ponerlos administrando los destinos de nuestra nación.
Cambiaron un Modelo de Inclusión Participativo, por un modelo de exclusión que no sólo nos roba y endeuda, (Como hacía el anterior) según ellos, pero repartía, algo de aquello que, supuestamente robaba, con los más desprotegidos de la pirámide social.  
Quiere disfrazar sus verdaderas intenciones, plan muy bien armado por  el poder del hemisferio para tener una región débil y controlada, por algo nos tienen como inquilinos, no  deseados, del patio trasero de “Su Casa”.
Plan que les fracasó después de la segunda guerra, por la presencia en nuestro país de un hombre, que nos guste o no, cambió la forma de hacer política, brindándole a los humildes una esperanza y su participación en los destinos del país.
Por varias décadas Argentina se vio libre de estas políticas nefastas, que volvieron contra el país en varias oportunidades; no pudieron hacerlo mediante supuestas elecciones; la dicotomía Braden o Perón, (Bradem era el embajador norteamericano en Argentina en ese momento) tiene un espacio destacado en nuestra memoria.
Como no pudieron, contra el pueblo organizado detrás de un anhelo de libertad social, que ese movimiento estaba gestando en Argentina, pasaron a las armas,  cambiando las reglas de un juego macabro, que ellos quieren controlar.
Dicen que en una de tantas reuniones que mantuvo el líder justicialista con Braden, éste le manifestó que: “…Si daba marcha atrás con sus políticas su figura sería bien vista en su país”.
Perón observó a su interlocutor y le respondió: “…No me interesa, Señor embajador, ser bien visto en su país, con la seguridad de ser considerado una mierda, en el mío.”
Contra esa forma de pensar, aciertos y errores en la acción, de por medio, sólo el despotismo y la barbarie, pudieron en el 55 y el 75 intentar cambiar, mediante la fuerza, el rumbo político de Argentina y América Latina.
 Aquello, el Movimiento Nacional Justicialista, MNJ,  presentado a las bases del Partido Laborista por Cipriano Reyes, líder sindical de los frigoríficos de los años cuarenta y cincuenta; convocante y movilizador del 17 de octubre de 1946; (Día denominado de la lealtad por los partidarios justicialistas) esta manifestación en favor de la candidatura de Perón lo llevó a la presidencia del país.
 El MNJ se convertiría en un modelo político para las generaciones posteriores de Argentina y América Latina, independientemente del sesgo o características, partidistas o metodológicas, que cada facción impregne en el movimiento, en la práctica el movimiento Nacional Justicialista como lo definía Perón es un movimiento y el movimiento se construye y recrea en movimiento sin excluirá nadie de participar.
Esta diversidad de integrantes del movimiento, lo hace una acción,  multicultural, pluri-social, con profunda raigambre en lo laboral; esta característica del Movimiento, que para los Justicialistas, es simplemente el Partido Peronista,(P.P.) impregna su acciones de distintas bases ideológicas, dependiendo de que grupo las lidere.
Paradójicamente el MNJ-PP como factor político es más resistido en Argentina, que en el resto del continente; creándose dos facciones antagónicas, (Peronismo – Antiperonismo) e irreconciliables que permanentemente pugnan por la supremacía y el control, en esta parte del hemisferio que, como ya dije, se halla bajo el supuesto control de Norteamérica.
M. Macri, representa un grupo humano que, como rapiña se sirven de los recursos del estado, a través de administraciones débiles, previamente comprometidas con dinero, o en contubernio con funcionarios corruptos.
Los partidarios peronistas acuñaron un adjetivo calificativo para llamar a las antiguas familias agrícola- ganadera de la Pampa Húmeda, y aquellos caudillos provinciales que manejaban sus estados, cual feudos, alejados del centro del poder que era Buenos Aires; los definen e identifican como: GORILAS.
En el inicio de la organización política de nuestro país los vástagos de las familias oligarcas, nuevos ricos o terratenientes adinerados o ingresaban al clero o servían en el ejército, primera y única fuerza militar por muchos años que tuvo el país, ingresando en la escuela militar.
De esta fuerza de destino inequívoco, la oligarquía Argentina se halló ligada, íntimamente, a las grandes familias de abolengo que aún sobrevivían en el territorio, a los terratenientes, agrícolas y ganaderos y a los militares, convirtiéndose en una concepción arquetípica del país que fue, sigue siendo parte y bandera de ciertos grupos de engañosa pertenencia, que se reúsan desaparecer.
Hoy esta figura se ha desdibujado por la fuerza del tiempo la división nuclear de la familia y el advenimiento de la modernidad; sin embargo, como dije, esta figura permanece en el ideario social colectivo de nuestra argentinidad.
El administrador, que algunos despistados, apátridas, desmemoriados, colocaron al frente de la actual Administración ejecutiva del país, fue con algunos de sus esbirros, como el necochénse, (Si como leyó es un hijo dilecto de Necochea, centro de sus aspiraciones más sensibles) Gerónimo “Momo” Benegas, digno exponente de esa pléyade de militantes, que Perón mismo tipificaba muy bien, como “Un mal necesario” dentro de las filas del MNJ.” o del
Gerónimo “Momo” Benegas representa: “… los criollos que nos venden” de Jaureche. Y que se ajusta y suma al “Primero”, sin importar ideologías, sólo suma en caja.
Benegas, supo ver, hacia mediados del siglo XX las áreas postergadas del proceso laboral, capitalizó su sinceramiento y blanqueo con la agremiación de los peones de campo y estibadores portuarios.
Supo negociar un patrocinio y tutela de Eduardo Duhalde, durante su mandato como gobernador en la provincia de Buenos Aires; el “Momo” consolidó así su sindicato-empresa, desde el cual controla estos sectores sensibles de la economía productiva del país;
vendiéndonos a intereses mercantilistas, multinacionales y extranjeros. 

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